La historia de la villa está intrínsecamente ligada a la del puente medieval que le da nombre, ya que Puendeluna significa «el Puente de Luna» y fue una aldea de esta localidad. Poco queda de este antiguo puente, que debió ser imponente al cruzar el Río Gállego, formando parte del camino que iba de Huesca a Navarra. A su vera surgió el pueblo, situado entre puente y río, donde se ofrecía culto en la Iglesia de San Nicolás de Bari.
Desde la época romana existía un puente para salvar el río, y tras la reconquista de la zona a los musulmanes en el siglo XI, el lugar fue repoblado y se convirtió en un punto de referencia en la región. Contaba con el favor del rey Pedro IV de Aragón, quien le concedió el derecho de pontazgo, lo que favoreció el crecimiento de la localidad.
Como iglesia parroquial, fue edificada en estilo gótico flamenco, aunque las sucesivas reformas han transformado su aspecto a lo largo de los siglos. En la actualidad, luce un aspecto moderno, con modestas proporciones y una torre a sus pies. Sin embargo, en su interior alberga dos joyas artísticas que son su orgullo: los retablos góticos de San Nicolás y San Bartolomé, realizados en el siglo XV en estilo gótico hispano-flamenco. En este retablo se puede descubrir una de las pinturas más antiguas conservadas de Santa Orosia, que se ha convertido en un referente en el ámbito de la investigación histórico-artística de la iconografía religiosa aragonesa.
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