Se describe un este edificado como parte de la “arquitectura del agua”, que refleja su función destinada a la conservación del hielo y la nieve. En tiempos antiguos, contar con un nevero o “pozo de hielo” era una gran ventaja para los habitantes de la localidad.
Aunque la fecha de construcción se desconoce, se estima que data del siglo XVI y está excavado en la parte posterior de la iglesia, en el núcleo urbano y cerca de las bodegas. Su propósito era almacenar hielo extraído de las balsas cercanas durante el invierno, que luego se transportaba en carros, se rompía y se almacenaba en capas.
Hoy en día, el nevero ha sido restaurado y se considera uno de los mejores conservados de la comarca, manteniendo su aspecto original. A diferencia de otras instalaciones que han sido recreadas con piedra, este nunca sigue conservando su estructura excavada bajo tierra, con un diseño que recuerda a un túmulo. Se pueden observar las dos entradas a través de las cuales se introdujo el hielo en su interior.
Un recorrido por la localidad permite descubrir la diversa arquitectura popular tradicional de la comarca, que refleja los usos y costos.
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