El conjunto monumental de Biel lo forman la torre y la iglesia románica, aunque la iglesia fue construida después, en el siglo XI, y reconstruida en el siglo XVI. El viajero que llega a Biel descubrirá un conjunto medieval de gran belleza, donde la iglesia y el castillo formaban un poderoso binomio iglesia-fortaleza. La iglesia primitiva, adosada a la torre, desempeñaba una función defensiva, pero hoy solo quedan restos de aquella construcción románica, ya que el edificio actual fue erigido sobre ella en el siglo XVI.
La reforma de esa época le dio su aspecto actual, con un primer cuerpo de piedra sillar y remates de ladrillo decorados con azulejos. Estas reformas fueron financiadas por los vecinos y los canónigos, buscando mejorar las condiciones de la iglesia parroquial. En su interior, destaca el Retablo Mayor de San Martín, con un lienzo central atribuido a la escuela de Ribera, el órgano del siglo XVIII de Diego Gómez de Larraga, y las pinturas murales de la cripta, realizadas en el siglo XIV, una de las sorpresas que ofrece al visitante.
En la parte posterior de la iglesia, junto al ábside, se puede encontrar una vieja cruz de piedra, único vestigio del antiguo cementerio que estuvo anexo a sus muros.
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