La primera referencia histórica sobre el edificio se encuentra en la confirmación de su posesión a Sancho de Biota por parte del rey Alfonso II de Aragón en el siglo XII. Posteriormente, pasó a pertenecer al señor de Biota y luego a dependiente de Uncastillo. Aunque su estado de conservación amenazaba ruina hace unos años, las recientes obras de restauración han devuelto al edificio su esplendor original. Destaca por sus grandes dimensiones, que le confieren un aspecto robusto y sólido, conservando elementos importantes de su construcción original, como el remate almenado, los ventanales adintelados y los matacanes defensivos.
Junto a la Iglesia de Santo Tomás, de estilo románico del siglo XIII, formaba un conjunto religioso-militar. Es notable que la primitiva entrada de la iglesia esté sellada y que actualmente se accede a través de su portada lateral, decorada con un crismón flanqueado por un Sol y la Luna, en la que se puede encontrar una mano en posición de bendecir. En la actualidad, el interior del edificio ha sido rehabilitado y convertido en un espacio museístico, que alberga un centro de interpretación sobre la vida rural en la época romana, debido a la cercanía del yacimiento arqueológico de “Los Bañales”, a pocos kilómetros. Para facilitar la visita, el acceso al interior se realiza a través de un sistema domotizado, que mejora la accesibilidad a los espacios expositivos.
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